Las calabazas no solo son abundantes en otoño, sino que también contienen un montón de nutrientes dentro de sus festivas cáscaras de color naranja.
Para empezar, las calabazas son una excelente fuente de vitaminas A, C, E y K, así como de minerales como magnesio, potasio y hierro. Los altos niveles de vitamina A presentes en las calabazas, en forma de betacaroteno, favorecen la salud ocular y protegen contra la degeneración macular asociada a la edad.
Las calabazas también son bajas en sodio y contienen potasio, que ayuda a regular la presión arterial.
El alto contenido de fibra de las calabazas también promueve una digestión saludable y previene el estreñimiento.
Las calabazas son ricas en antioxidantes, como betacaroteno, vitamina C y selenio. Estos antioxidantes ayudan a proteger las células del daño y reducen el riesgo de enfermedades crónicas.
Por último, las semillas de calabaza son una buena fuente de proteínas, magnesio y grasas saludables.