Los vientos fuertes pueden afectar potencialmente su salud emocional. Esto es particularmente cierto si tiene ansiedad preexistente o sensibilidades sensoriales, ya que el movimiento y el ruido constantes pueden ser sobre estimulantes, lo que genera sentimientos de estrés, inquietud e incluso pánico; las investigaciones también sugieren que la dirección del viento y los patrones climáticos pueden afectar el estado de ánimo en algunas personas, y ciertos patrones de viento parecen correlacionarse con niveles de energía más bajos y mayor ansiedad.
Las personas con afecciones como autismo o trastorno de estrés postraumático pueden experimentar una mayor ansiedad debido a la información sensorial de los vientos fuertes, incluido el sonido y el movimiento visual. Si bien no causan directamente problemas de salud mental, los vientos fuertes pueden desencadenar emociones negativas en algunas personas debido a sentimientos de incomodidad, falta de control o peligro potencial.
Algunas investigaciones indican que la dirección del viento puede desempeñar un papel en las fluctuaciones del estado de ánimo, y que patrones de viento específicos pueden afectar potencialmente los niveles de energía y los niveles de ansiedad.