Seguir una dieta mediterránea es una buena manera de garantizar un estilo de vida más saludable, pero también puede ser importante para mantener una buena función cerebral
Una de las razones por las que se cree que la dieta mediterránea es beneficiosa para el cerebro es su alto contenido en antioxidantes procedentes de frutas y verduras. Estos pueden ayudar a proteger contra parte del daño a las neuronas asociado con la enfermedad de Alzheimer. Las investigaciones sugieren que esto puede ser beneficioso para mantener la memoria y las habilidades de pensamiento.
Los estudios que se centran específicamente en la demencia han sido inconsistentes. Sin embargo, un estudio reciente a gran escala sugirió que seguir una dieta mediterránea podría reducir el riesgo de demencia hasta en un 23 %.
Cómo seguir una dieta mediterránea
Las dietas mediterráneas son ricas en frutas, verduras y cereales integrales, con un consumo moderado de pescado azul y lácteos, y una ingesta baja de carne, azúcar y grasas saturadas. La mayor parte de la grasa en este tipo de dieta proviene del aceite de oliva, y el alcohol se consume con moderación durante las comidas. Llevar una dieta mediterránea no implica necesariamente consumir alimentos de países mediterráneos. En su lugar, intente seguir estas pautas:
• Incluya alimentos integrales ricos en almidón en la mayoría de las comidas, por ejemplo, pan, arroz y pasta integrales.
• Coma más frutas, verduras, legumbres (por ejemplo, frijoles, guisantes y lentejas), frutos secos y semillas.
• Coma menos carne roja, por ejemplo, ternera y cordero, y especialmente carnes procesadas como salchichas y beicon.
• Coma pescado con regularidad, especialmente pescado azul como el salmón y la caballa. Sin embargo, intente limitar el consumo de pescado rebozado o empanado, ya que tiene un alto contenido en grasas no saludables.
• Intenta elegir productos lácteos bajos en grasa siempre que sea posible.
• Usa aceites vegetales para cocinar y aliñar, por ejemplo, aceite de oliva y aceite de colza. Intenta evitar las grasas sólidas como la mantequilla, la manteca de cerdo o el ghee.
• Limite la cantidad de sal en su dieta: intente no consumir más de 6g (aproximadamente una cucharadita) al día.
• Procure que los alimentos azucarados sean solo caprichos ocasionales, como pasteles, dulces, galletas, pasteles y chocolate.
• Consuma alcohol con moderación (idealmente con las comidas): si aún no bebe alcohol, intente no empezar.