Tras las dos primeras semanas de cambio de horario, puede que ya nos hayamos adaptado al cambio de hora. Aquí tienes algunos consejos de expertos para asegurarte de estar siempre preparado para los cambios de estación.
1. Acostarse y levantarse a la misma hora.
Duerma al menos 7 horas el/los día(s) anterior(es) y posterior(es) a la transición. La falta de sueño induce al cuerpo a almacenar grasa. Aunque trasnochar o cambiar de hábitos es tentador, lo mejor es mantener una hora de dormir constante. Cuanto más se apegue a su rutina habitual, más rápido se adaptará su cuerpo al cambio de horario.
2. Practique buenos hábitos antes de acostarse.
Evite las bebidas con cafeína de 4 a 6 horas antes de acostarse. Muchos expertos también recomiendan evitar el alcohol por la noche. Si hace ejercicio, evite entrenar dentro de las 4 horas antes de acostarse, ya que el aumento de la temperatura corporal puede dificultar conciliar el sueño.
3. Apagar.
Si sabe que le cuesta acostumbrarse a los cambios de hora, debe evitar los aparatos electrónicos cerca de la hora de dormir, al menos durante unos días después. La luz de alta intensidad de los aparatos electrónicos dificulta la producción de melatonina, una hormona que provoca somnolencia. La luz estimula el cerebro y dificulta el sueño, al igual que la luz solar. Además, apague el televisor y lea un libro. Dese una ducha tibia, no caliente. Baje la intensidad de la luz. Relájese.
4. Cene con un horario regular. Coma más proteínas y menos carbohidratos.
En los días cercanos al cambio de hora, coma a la misma hora o incluso un poco antes. Para facilitar la transición, adelante su hora de comer 15 minutos durante varios días seguidos. Nuestro ciclo de sueño y nuestros patrones de alimentación se influyen mutuamente. No coma en exceso. Además, si se le apetece picar algo, elija uno rico en proteínas en lugar de carbohidratos. (Esto puede parecer un buen consejo para el día a día, pero es aún más importante durante los cambios de hora).

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