Al igual que la depresión estacional, los vientos fuertes pueden tener un impacto duradero en su estado de ánimo. Durante el clima ventoso, el aire se carga con iones cargados positivamente, lo cual no es una ventaja, ya que pueden afectar negativamente nuestro bienestar mental y emocional. Cuando hay montones de iones cargados positivamente en el aire, tienen un efecto fisiológico en ciertas poblaciones. Los niños, los ancianos, los enfermos y las personas bajo presión o estrés se ven especialmente afectados. Algunas investigaciones muestran que los iones cargados positivamente pueden causar un comportamiento errático y deficiente, especialmente en los niños. Gran parte de la investigación inicial sobre este tema se llevó a cabo en Israel, donde el viento tiene un efecto marcado. Se ha informado que el 30 por ciento de la población se enferma con migraña, náuseas, vómitos, irritabilidad, oscurecimiento de la visión, síntomas respiratorios y otros efectos.

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