El jengibre ha sido un remedio popular desde la antigüedad para una amplia gama de dolencias que incluyen mareos, náuseas, migrañas, indigestión, dolor de garganta e incluso artritis. Su capacidad para promover la circulación dentro del cuerpo puede crear una sensación de calor. Se cree que un compuesto activo en el jengibre llamado gingerol es responsable de esa sensación "acogedora", al estimular el flujo sanguíneo y relajar los vasos sanguíneos. Para ponerse cómodo rápidamente, hierva tres tazas de agua, agregue varias rodajas de jengibre fresco (alrededor de tres onzas) y una pizca de miel. ¡Deje reposar durante cinco minutos y disfrute!

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