La terapia de frío, también llamada crioterapia, utiliza la exposición a temperaturas frías para enfriar los tejidos del cuerpo por motivos terapéuticos. Hay varias formas de aplicar la terapia de frío, que incluyen:
duchas frías (que implican bajar la temperatura del agua por debajo de los 60 grados durante dos o tres minutos cada vez), rociado de agua fría, inmersión en agua fría y baños de hielo.
Éstos son algunos de los beneficios de la terapia de frío.
• Refuerzo inmunológico
El agua fría puede estimular las células sanguíneas que combaten las infecciones (leucocitos). Un estudio en los Países Bajos encontró que las personas que cambiaron a duchas frías durante 30, 60 o 90 segundos durante 90 días se reportaron enfermos del trabajo un 29% menos que las personas que no cambiaron a duchas frías.
• Combate los síntomas de la depresión
Hay investigaciones limitadas disponibles sobre los efectos de la terapia de agua fría en la depresión. Pero la investigación que existe muestra algunos resultados positivos. En un estudio clínico, los participantes que tomaron duchas frías todos los días durante varios meses informaron una disminución de los síntomas de depresión. Investigaciones adicionales sugieren que el agua fría puede mejorar su estado de ánimo y disminuir la ansiedad.
• Mejorar la circulación
El agua fría tensa su cuerpo: entra en "modo de supervivencia", trabajando duro para mantener su temperatura central. Esto estimula su cuerpo para aumentar la circulación del flujo sanguíneo.
• Aumentar el metabolismo
Su cuerpo gasta energía tratando de mantenerse caliente en una ducha fría. El resultado puede ser una pequeña cantidad de calorías quemadas y un aumento del metabolismo. Pero no planee desechar su plan de ejercicio y alimentación saludable todavía: la investigación sobre este beneficio es limitada.
• Alivia el dolor localizado
La terapia con frío alivia el dolor al reducir la inflamación e interfiere con la percepción del dolor por parte del cerebro.

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